Le interrumpió ella con total determinación, y pudo sentir el frío glacial que se había instalado dentro de él hacía años, un frío que él había permitido que se instalara en su interior.
-No permitiré que sientas frío, le dijo ella, y empezó a retozar por su mente, besando cosas e infundiéndoles calidez.
Había sido, por necesidad para él, siempre medianoche. ¿Así que como era posible que el sol saliera justo en su medianoche?
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