miércoles, 1 de agosto de 2012

Fantasía de una nota de Agosto.



Medianoche, demasiado tarde para dormirse, demasiado temprano para estar despierta.
En estos momentos las cigarras chirrían en mis oídos, el olor a rosas asalta mi nariz y la luna llena aguarda en la noche por mí. Veladora de mis sueños cuando el sol se oculta y todo parece desnudo bajo su lánguida luz.
Agosto en cambio, se presentaba a su llegada débil en mi ventana.
Traía consigo esa brisa del norte que llevaba añorando desde que Marzo se despidió. Hacía siglos que no disfrutaba de esta paz, armonía y bienestar. No podía dormirme, no lo deseaba. Esta noche no.
Deseaba permanecer despierta bajo la débil quietud lavanda que precede al amanecer. Y llegar así entonces al gran final cuando el sol, un gran orbe acuoso, se alza a su puesto prominente en el cielo, para indicar que es el todo poderoso rey y la Tierra su súbdita.

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