viernes, 6 de julio de 2012

Mientras que quede la sonrisa, que se quite todo.





Hoy vi a una pareja con sus peques tan inmensamente rebosantes de felicidad. Él era extraordinario, tan cariñoso con ellos, atento y encantador, que era imposible que no me sacara una sonrisa o me hiciera sentir triste a la vez también. Mi ilusión sería en un futuro llegar a ser como ellos, pero temo tanto que no sea así ni una pizca si quiera, que me pongo tontamente sensiblona, así soy yo de tonta.
Añoro verle como le brillan los ojos con tan solo mirarme, que se ponga colorado si algo dice mal y no queda bien, que me busque y se preocupe tanto hasta decir que es más que un pesado, recostarnos en la cama uno frente al otro mirándonos y sin decir palabra alguna, que me abrace hasta cubrirme por completo y apretujarme como a un cojín cariñosa mente, que me diga que sí aunque no quiera ir a ese lugar al que a mí sí que me gustaría ir, que me coja de la mano aunque no halla nadie, que...que..que..tantas cosas...que todo acaba ahí, en que y en pasado.
No sé si ahora es que me presta menos atención, pero jamás se da cuenta de estos días, no tan buenos.

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